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Los agricultores europeos, preocupados por el cierre de fronteras

Con mantequilla o jamón, mojados en salsa holandesa o en revuelto, los espárragos no pueden faltar en una mesa alemana que se precie. Pero este año esta verdura puede ser una víctima colateral más del coronavirus.

Y es que los trabajadores temporeros que cada año llegan de Polonia, Rumanía o Bulgaria para la cosecha no pueden ingresar por la prohibición de viajes que han impuesto las autoridades de los países europeos para frenar la propagación de la pandemia COVID-19.

Este miércoles, Alemania prohibió además de manera total el ingreso a su territorio a esos trabajadores, a pesar de la oposición de las organizaciones agrícolas del país.

«La situación está muy complicada para nosotros los agricultores», dice Thomas Syring, que tiene una explotación en Beelitz, una localidad del estado de Brandenburgo conocida por sus espárragos blancos.Syring es uno de los cientos de agricultores que teme que su cosecha se pudra en el campo por falta de mano de obra.Y como él, los agricultores de media Europa están tratando de ingeniárselas para paliar la escasez de mano de obra.

Se necesitan decenas de miles

En una temporada normal, la explotación de Syring emplea a unos 60 trabajadores de Rumanía, Polonia y Bulgaria. Ahora, solo 10 han llegado.

«Ha vuelto a hacer frío, lo que ralentiza el crecimiento de los espárragos. Pero en una semana, como muy tarde, los espárragos volverán a salir y seguirán creciendo», dice en su explotación, donde filas y filas de espárragos crecen bajo sábanas de plástico blanco para mantener el calor.

Juergen Jakob de Beelitzer Spargel, una asociación de productores de espárragos en Beelitz, dice que solo la mitad de los trabajadores estacionales que se necesitan en la región han llegado este año.

Cada año, llegan a Alemania unos 300.000 trabajadores agrícolas, sobre todo de Polonia y Rumanía, para ayudar en las campañas de recogida de frutas y verduras, según Hemmerling.

En Austria, que también necesita unos 5.000 trabajadores para sus explotaciones hortícolas, el ministerio ha creado una página web para atraer a gente de otros sectores.

En Suiza crece el miedo de que este año esté disponible solo una fracción de los 33.000 trabajadores que se necesitan cada temporada.

Paga doble

Según la ministra de Agricultura alemana, Julia Kloeckner, la mayor economía de Europa necesita unos «30.000 trabajadores temporeros solo en marzo, y más de 85.000 en mayo».

La ministra sugirió que se recurra a otros trabajadores que se han quedado sin empleo por la crisis del coronavirus.

Entre las medidas acordadas el lunes por el gobierno para ayudar a los agricultores es que los trabajadores disponibles puedan trabajar más horas y flexibilizar las condiciones para contratar a trabajadores temporales de otros sectores.

Pero los agricultores prefieren contratar a gente con experiencia en el extranjero.

Como las carreteras están bloqueadas, algunos han recurrido a traer a trabajadores en vuelos chárter, pero pese a que muchos tienen permisos de trabajo válidos, algunos no pueden entrar en el país.

Otros propietarios están ofreciendo mejores condiciones laborales.

«Para los espárragos, nuestros socios están ofreciendo el doble del salario y muy buenas condiciones de alojamiento y alimentación para que los trabajadores no tengan que salir» de la finca, dice Emese Molnar, que dirige una empresa rumana que envía trabajadores temporales a otros países, entre ellos Alemania y Holanda.

Pero más allá de las barreras fronterizas, muchos no quieren correr riesgos.

«Si tienen miedo a salir de casa ¿cómo van a viajar al extranjero?», se pregunta Simona, una agente de trabajadores temporales rumana.

Para Jakob de Beelitz, el tiempo se acaba.

«Estamos muy cerca de la campaña de los espárragos, pero si no tenemos suficientes trabajadores, no podremos cosechar toda la producción», alerta.

Traer a trabajadores de otros sectores no resolverá el problema porque necesitan tiempo para aprender.

«Quizá para el final de la campaña sepan cómo hacerlo, pero eso no nos ayuda mucho», dice Jakob.