Comerciantes chinos instalados en municipios fronterizos comienzan a competir con los dominicanos que realizan actividades comerciales alrededor de las llamadas “ferias comerciales fronterizas”. Este fenómeno es reciente en los espacios limítrofes con Haití y se verifica con cierta intensidad en las áreas de hoteles, comestibles, prendas de vestir, artículos del cuidado personal y del hogar. Por ejemplo, en el mercado de Dajabón, la presencia de estos comerciantes asiáticos va cobrando notoriedad a una velocidad preocupante para los locales, quienes alegan no poder competir ni en la variedad de la mercancía ofertada ni en el precio.
Familias enteras que antes operaban desde sus hogares y al aire libre, así como pequeños negocios de venta de ropas y zapatos usados han tenido dificultades para generar el ingreso que les permite el sustento familiar y otros han cerrado sus negocios, en una zona en donde la falta de empleo y la pobreza extrema representan los rasgos más sobresalientes. Si no han podido comerciantes tradicionales como los de la Duarte, la Mella y Villa Consuelo competir con los negocios regenteados por los “chinos” imagínese que podrían hacer los pequeños comerciantes informales de la frontera norte entre la República Dominicana y Haití.
La explicación de por qué los chinos venden más barato, radica en que la forma en que hacen negocios es totalmente diferente a la de la generalidad de los pequeños y medianos comerciantes informales, pues los primeros disponen de recursos financieros propios para realizar sus inversiones, tienen contacto directo con el mercado suplidor principal que es China y la cadena de intermediarios alrededor de sus actividades comerciales es bastante reducida. En cambio, los pequeños comerciantes dominicanos no disponen de fuentes de financiamiento oportuna ni recursos propios, están totalmente desconectados con los mercados suplidores, por lo que la cadena de intermediación frecuentemente es extensas o muy poderosas de modo que imponen condiciones poco favorables a los vendedores finales.
Tal es la situación que los precios de los productos nuevos comercializados por los chinos prácticamente compiten en precio con los de los artículos usados ofertados en los espacios del mercado fronterizo de Dajabón. Algunos comerciantes afirman que ya no es raro observar a comerciantes chinos los días de ferias fronterizas indagando sobre artículos que allí se comercializan para luego ellos introducirlos nuevos en sus negocios en condiciones desfavorables para los dominicanos.
Estas prácticas están surtiendo un efecto devastador, que de continuar acentuándose y extendiéndose en adición a los conflictos existentes, provocarán que el desempleo, migración y pobreza se profundicen en la zona fronteriza, con el agravante de que esta presencia pudiera estar registrándose en el lado haitiano también, tal como muestran las estadísticas que presentamos en un articulo anterior.
Valoramos la presencia de inversión extranjera en el país incluyendo la china por sus importantes aportes a la economía dominicana, pero vemos con preocupación que las mismas continúen desplazando a comerciantes cuyas actividades comerciales representan su principal fuente de ingreso familiar. Es por ello, que consideramos oportuno profundizar en la observación de este fenómeno y hacemos un llamado a las autoridades municipales, provinciales y nacionales a los fines de velar porque esta presencia de negocios chinos en la frontera dominico-haitiana se haga cumpliendo con todos los requisitos de ley y apegada a buenas prácticas de negocios de modo que puedan ser realizados sin desmedro de los pequeños y medianos comerciantes informales dominicanos.