”La palabra competitividad nos queda grande”, expresan con pesar los productores de habichuela de San Juan
Al ‘‘Granero del Sur’’ cada año le van sacando un grano que no se vuelve a recuperar. Dicen los productores sanjuaneros que faltan programas de fomento a la agropecuaria, inversión en tecnologías e investigación. Las habichuelas, emblema de su identidad, lo arrebatan de sus campos con la competencia desleal.
Los 317, 293 habitantes de la provincia San Juan, y en particular, los miles de labradores de la tierra serán protagonistas principales cuando se vaya a escribir la historia alimenticia de los dominicanos y cuando se vaya a entregar el escudo de la producción nacional de granos.
Arroz, maíz, maní, habichuela, guandules (gandules), así como yuca, batata, cebolla y hortalizas son cultivos de consumo masivo en la población dominicana y símbolos de la actividad económica de la provincia sureña. Sin embargo, sus productores denuncian que no aguantan los pisotones que reciben, no de la naturaleza, sino del Estado dominicano.
Acusan de entrada al presidente Danilo Medina de dejar al hombre del campo a su suerte.
Desde la mirada de Manuel Matos, presidente del Comité Agropecuario Unitario –organización que agrupa 13 asociaciones de agricultores privados y 19 asociaciones de productores de reforma agraria–, Danilo Medina ha reducido su política agropecuaria a una llamada ‘‘visita sorpresa’’, algo que –a su juicio– no está produciendo ningún impacto en la producción nacional de alimentos.
‘‘La visita sorpresa más que política agropecuaria es un mecanismo de promoción personal de Danilo Medina para pintarse como una persona preocupada por el campo. Pero hay que medir los resultados de esas visitas sorpresas’’.
Matos, vestido de tierra desde hace 34 años. Ha pasado sus días sembrando cebolla, arroz, habichuela, maíz, papas, gandul y hortalizas. Y esa ha sido su vida. Desde su entendimiento en la labranza de la tierra, se atreve a decir que el campo de San Juan, en la historia de los últimos 50 años, nunca había estado tan empobrecido como está hoy.
‘‘Jamás en los últimos 50 años el campo sanjuanero estuvo en tan malas condiciones, con tanta precariedad económica, como la que tiene hoy en día’’.
Considera que la producción agropecuaria nacional ha colapsado. Pero destapa componentes que capitanean el desplome.
Cita el crédito agrícola como uno de los grandes problemas de la región sur, particularmente de San Juan. ‘‘Es un crédito que depende de la llamada banca informal donde esos intereses oscilan entre un 4 y un 10 % mensual. Eso incrementa de manera considerable los costos’’.
Menciona los fertilizantes y pesticidas con precios descontrolados. ‘‘Sus altos costos desmotivan de manera considerable y llevan a reducir las áreas a cultivar’’.
Las semillas. Al momento de la siembra, cuenta Matos, el productor tiene que buscar el material de siembra y, subraya, que la mayoría de las veces tienen que pagar precios exorbitantes. ‘‘El año pasado hubo productores que tuvieron que comprar un quintal de habichuelas hasta 6,400 pesos, cuando al momento de la recolección de su cosecha a lo sumo la pueden vender a tres mil pesos’’. El Gobierno le ha dado la espalda programa de pignoración de semillas de habichuelas, señala.
Falta de tecnologías. A pesar de que desde el Ministerio de Agricultura se difunde el discurso de ‘‘creación de una cultura de innovación y uso de tecnología por parte de los productores’’, Matos dice que detrás del telón, la realidad es otra.
‘‘La mejor tecnología no es aplicada al cultivo de habichuelas. Hoy en día estamos utilizando una tecnología bastante rudimentaria por lo que la productividad por área en vez de incrementar, o se ha mantenido estancada o se reduce’’.
Destacó que el país se quemó en materia de investigación agropecuaria. Con franqueza menciona que el Instituto de Investigación Agropecuaria (IDIAF) ha sido totalmente abandonado por el Gobierno de Danilo Medina.
‘‘Esa institución se está cayendo a pedazos. No hay apoyo para esa institución que es fundamental para generar tecnología, la más moderna posible que se pueda desarrollar en República Dominicana. Si no hay investigación, sencillamente, no podremos jamás ser competitivos’’, reflexiona.
Las importaciones como competencia desleal: ‘‘La palabra competitividad a los productores nacionales nos queda muy grande’’
Matos subraya que la historia registra la competencia desleal como la manera de pisotear las áreas a cultivar.
No se le queda el DR-CAFTA. Apunta que tras la firma de ese acuerdo comercial con Estados Unidos y Centroamérica, los volúmenes de alimentos que se importan son extraordinarios.
‘‘En vez de promover la producción nacional para abastecer las demandas básicas alimentarias de los dominicanos, propiciamos todo lo contrario. Para poner un solo ejemplo, aquí hasta para abastecer los programas del Gobierno se recurre a productos importados’’.
Aumenta la importación de habichuelas, disminuye la producción nacional
Al repartir culpas, Matos mira de frente a las importaciones masivas de habichuelas, de ahí el decaimiento del cultivo de ese rubro en San Juan.
‘‘Ahora mismo un grupo de comerciantes hizo una denuncia pública de que las habichuela que adquirieron en el mes de febrero todavía tienen miles de quintales almacenados que no han podido llegar al mercado porque importan demasiada habichuela un precio por debajo de la producción nacional. No se van a colocar, no pueden ser competitivas a nivel de precio’’, cuenta Matos. La consecuencia: la cantidad de agricultores, y por tanto de producción disminuye de manera significativa cada año.
Narra que hace unos 15 años en San Juan sembraban entre 200 mil y 250 mil tareas de habichuela, pero que esto se ha reducido prácticamente a un 60 %. En la actualidad apenas se está cultivando unas 130 tareas de esta leguminosa en el ‘‘granero del sur’’.
El ‘‘granero del sur’’ no anda bien, dice Matos. En habichuela nosotros logramos en el pasado hasta un 60 por ciento de demanda nacional, eso se ido bajando, ahora mismo andamos en 30 o 35 %.
Solo en Vallejuelo, municipio dedicado particularmente a la agricultura, en 2016 se sembraron unas 9,750 tareas, pero este año el productor Domingo Amancio pronostica que no pasarán de 5,000 tareas.
‘‘Tenemos mil y pico de productores en Vallejuelo. Pero no todos sembrarán habichuelas, muchos están recurriendo a cultivar productos que sean menos costosos’’.
Tanto Amancio como Matos detallan que para los agricultores es muy difícil comprar semillas de habichuela pinta porque las semillas son muy caras. Ahora mismo el quintal cuesta RD$6,300.
Amancio se pregunta cómo un productor pobre puede comprar tres quintales de habichuela pintas a ese precio.
‘‘Nunca el Gobierno ha apoyado con habichuela pinta a ningún productor. Ahora mismo la regional de agricultura trajo a Vallejuelo 45 quintales de habichuela negra, que son simientes mucho más baratas. Con eso apoyaron’’, subraya Amancio.
No obstante, desde hace varios meses el presidente del Frente Agropecuario del Partido Revolucionario Dominicano (PRM), Leonardo Faña, denuncian una supuesta ‘‘mafia’’, mimada desde el Gobierno, en la importación de alimentos.
Hace dos semanas Faña presentó supuestas autorizaciones –firmadas por el ministro de Agricultura, Ángel Estévez– para que el actual ministro Administrativo de la Presidencia, y a nivel privado comerciante de habichuelas, José Ramón Peralta, importara miles de quintales de ese grano pinto que Amancio y Matos mencionan como ‘‘semillas costas que no pueden comprar los pobres’’.
El dirigente agropecuario del PRM registró 26 autorizaciones para que Peralta adquiriera 40,000 quintales de habichuela pinta en un solo día, 2 de septiembre de 2016.
Pero en menos de dos meses, el 24 de octubre de 2016, Estévez –quien también tiene empresas personas vinculadas a la producción, de acuerdo a su declaración jurada de bienes– autorizó en 32 documentos la compra de 46,814 quintales de habichuela pinta. Y el 4 de abril de este año, se le dio el visto bueno a la importación de 58, 520 quintales más.
Las denuncias de Faña le han costado dos procesos judiciales. Uno por difamación, otro por injuria, interpuestos por Peralta.
Matos se atreve a decir que el problema más grave de Agricultura es que alrededor de esa institución siempre ha existido ‘‘una mafia’’ –acogiendo el mismo término que otros productores utilizan– en la importación y para otorgar los permisos.
‘‘Para darte una muestra de lo que estoy diciendo, de enero 2015 a julio 2016, se importaron en el país 1, 533,119 quintales de habichuelas. Información suministrada por Aduanas. Pero de ese volumen la Bolsa Agroempresarial solo subastó 20,000 quintales. O sea el asunto de que se están subastando los permisos para suplir los déficits, todo eso es también mentira’’, explica.
‘‘Yo entiendo que a pesar de esta realidad, si aquí hubiera políticas para desarrollar el sector, políticas que garanticen que los dominicanos tengamos soberanía alimentaria –porque producimos y somos eficaces en la producción de los rubros alimentarios que demanda nuestro mercado–, no habría grave problemas. Pero sencillamente no hay políticas’’, es su lectura.
Las múltiples dificultades que enfrentan los trabajadores del campo no es algo nuevo. Si hay que alarmarse de algo es del desinterés hacia el campo y la gente que alimenta al pueblo dominicano que han mostrado los gobiernos en los últimos años, tal como enuncia Matos.
Ya en mayo de 2011, el agrónomo José Moreta advertía sobre la necesidad de modernizar y tecnificar el sector. Hace más de seis años que se refirió al camino incierto y desigual al que se enfrentan los productores, quienes ni sueñan con ser competitivos por las carencias y el camino cuesta arriba que les toca caminar por sí solos, sin auxilio estatal.
‘‘Los productores dependen con mucha preponderancia de recursos y factores que no controlan y que son externos a sus predios como son las semillas, los insumos, los equipos, los subsidios y las garantías estatales de precios y comercialización a los que más del 80 % de los agricultores del país no tienen acceso’’, mencionaba el agrónomo oriundo de esa provincia del sur del país en su artículo ‘‘Los cambios que exige el sector agropecuario. Un enfoque para estos tiempos’’, publicado en el blog ”Portal Identidad Sanjuanera”.
Esta realidad no ha cambiado, es más, los sanjuaneros se refieren a una intensificación de la situación cada año, con cada nuevo gobierno.
Ministro Estévez: “RD puede ser una potencia en la producción de alimentos”
A finales de la semana pasada, en el marco del XVIII Encuentro Nacional de Líderes del Sector Agropecuario, el ministro Estévez se atrevió a decir que la ‘‘República Dominicana puede ser una potencia en la producción de alimentos’’ y que ‘‘el país produce el 85 % de lo que consume’’.
Amancio –quien detalla desde hace varios meses, junto a toda su comunidad, para que Agricultura pague más de 40 millones de pesos por unas ”cebollas que se pudrieron porque el señor ministro no dio la cara”– contradice a Estévez y ‘‘la visión que tiene el mandatario Danilo Medina, de poner la agropecuaria como un pilar de su gestión’’, como lo enunció en su discurso el representante del Gobierno en el sector agropecuario.
En respuesta al titular de Agricultura, plantea que República Dominicana se puede convertir en una potencia, pero con recursos privados, con los recursos de los propios productores, pero no con ayuda del Gobierno ni del Ministerio de Agricultura.
Otro que tiene una mirada desesperanzada al concepto de progreso del campo que se divulga desde el Gobierno es Manuel Matos.
‘‘Pero si se está importando alrededor de un millón de quintales de habichuela todos los años, se están importando entre 300 mil a 500 mil quintales de café, se está importando hasta limón, yuca, carne de toda naturaleza… ¿vamos a ser una potencia? Eso es politiquería’’
Y continúa: ‘‘Es un ministro que anda en las nubes. De una persona así podemos esperar cualquier tipo de afirmación de esa naturaleza. Es todo lo contrario a lo que Ángel Estévez dice, aquí cada vez se incrementa el déficit alimentario del pueblo dominicano’’.
En su reflexión añade que el país cada vez es más dependiente de la importación de alimentos porque –desde su experiencia– aquí no hay políticas reales de apoyo a la producción nacional.
Por: Marisela Gutiérrez
Fuente: Periódico Acento