«Pesadilla logística» en China de empresas extranjeras frente al coronavirus
Subcontratistas sin trabajar, empleados en cuarentena, un sin fin de restricciones locales y reservas de mascarillas insuficientes: las empresas occidentales en China experimentan una «pesadilla logística» para reanudar su actividad en un país azotado por el coronavirus.
Las vacaciones de Año Nuevo se prolongaron de facto hasta el 10 de febrero, pero la economía china sigue estando en parte paralizada por las medidas drásticas adoptadas para contener la epidemia de neumonía viral.
De las 109 empresas estadounidenses en el este de China consultadas por la Cámara de Comercio de EEUU de Shanghai, las dos terceras partes reanudaron la producción manufacturera, pero el 78% no tiene suficientes trabajadores para hacer funcionar normalmente sus líneas de producción.
«Los trabajadores están sujetos a restricciones de viaje y a cuarentena (…) La mayoría de las fábricas carecen de mano de obra, incluso después de haber sido autorizadas a reabrir», explica Ker Gibbs, presidente de la cámara.
Fuera de la provincia de Hubei (centro), foco de la epidemia y aislada del mundo desde el 23 de enero, numerosas ciudades imponen normas de confinamiento que obligan a sus residentes a permanecer en sus hogares y limitan severamente la circulación.
La capital, Pekín, somete a todos los recién llegados a unos 14 días de cuarentena. Por otra parte, el 38% de las empresas estadounidenses interrogadas no tienen suficientes máscaras faciales para todos sus empleados.
«En algunos distritos, para poder reiniciar, se necesitan dos mascarillas al día para cada empleado y dos semanas de existencias», explica Paul Sives, responsable de la Cámara de Comercio Europea para el Sudoeste de China. «Pero no se pueden encontrar tantas mascarillas en China», explica. Muchas empresas las compran en el extranjero, pero el transporte sigue siendo complicado.
Depósitos llenos
A veces, obtener la luz verde necesaria para reanudar la actividad es una tarea dificil. «Las normas pueden diferir de un distrito a otro. Hay una enorme acumulación de solicitudes de autorización pendientes y muy poca información» sobre el procedimiento, lamenta Sives.
Y cuando la producción puede reanudarse, los desafíos abundan. En primer lugar porque un gran número de fábricas de subcontratistas chinos, que suministran a los grupos extranjeros una variedad de componentes, no han reiniciado.
Por ejemplo, el gigante automotriz alemán Volkswagen pospuso hasta el 24 de febrero la reapertura –y con cuentagotas– de sus fábricas conjuntas con el chino SAIC, argumentando los «desafíos en términos de cadenas de suministro» y los «medios de viaje limitados de los empleados».
«¡Si le faltan los frenos, no puede vender un coche! La sincronización de los suministros sigue estancada», precisa Joerg Wuttke, presidente de la Cámara de Comercio de la UE en China en una conferencia telefónica el martes.
A su juicio, las restricciones de circulación y las medidas de confinamiento adoptadas localmente complican la «pesadilla logística» para garantizar los suministros y garantizar las entregas a los clientes.
«Si tiene la suerte de tener conductores, debe recordar que un chófer que salga de Shanghai hacia la provincia (vecina) de Jiangsu será puesto en cuarentena a su regreso», sin contar los distintos «permisos» locales para el viaje, lamenta Wuttke. «Si produce y no entrega, colma sus almacenes. Las existencias en muchas empresas ya están alcanzando niveles máximos», explica.
Y, para colmo, el consumo general en China sigue siendo bajo debido al prolongado cierre de los centros comerciales.
Fuente: AFP