Financial Times: Crisis en la Organización Mundial del Comercio
La situación pasó de ser abstrusa a preocupante a crítica. Ahora, en el momento de la crisis, se ha vuelto desagradablemente personal. La saga del Órgano de Apelación (OA) en la Organización Mundial del Comercio (OMC) está alcanzando un punto crítico esta semana. A menos que EEUU cambie de rumbo y acepte nombrar nuevos jueces para reemplazar a los dos que se están jubilando, una de las pocas instituciones restantes de gobernanza global aceptadas por Washington se paralizará.
Para mantener a la institución, a los miembros de la OMC se les han dado una serie de principios para reformar el OA elaborados por David Walker, el embajador de Nueva Zelanda.
Sin embargo, el plan Walker no será suficiente. Ofrece varias sugerencias específicas, como limitar el tiempo que puede tomar emitir un dictamen y dejar en claro que las decisiones anteriores no crean precedentes. Si hay algo que EEUU odia es el hecho de que el OA actúe (en su opinión) como una corte suprema al llenar vacíos en la ley a partir de principios generales y construir un cuerpo de jurisprudencia que establece el estándar para decisiones futuras. En lo que respecta a EEUU, sólo hay una corte suprema, y no está en Ginebra.
Pero para EEUU, esto no es suficiente. Todavía hay muy poca contrición por parte del resto de los miembros de la OMC. Los estadounidenses quieren una comisión de la verdad y la reconciliación, una admisión generalizada de que el OA ha sido un error desde su lanzamiento en 1995. Quieren un compromiso para convertirlo nuevamente en un órgano de asesoramiento técnico ocasional en lugar de un tribunal de apelación de rutina.
La personificación del problema es el austriaco Werner Zdouc — desconocido fuera del mundo del comercio — quien dirige la secretaría que apoya al OA. Según informa Bloomberg, Thomas Graham, el estadounidense presidente saliente del OA, amenazó con no terminar los casos pendientes en los que actualmente trabaja a menos que el Sr. Zdouc fuera retirado de su puesto. Sin embargo, los otros miembros del OA lo han apoyado.
Parece algo extraño y mezquino. En realidad, no es del todo así. A pesar de no ser un juez, el consejo y los informes de Zdouc han ejercido una gran influencia durante mucho tiempo sobre las decisiones del OA. Graham no es el primer juez del OA que piensa que su influencia es perjudicial. Incluso sus partidarios coinciden en que el instinto de Zdouc es siempre que el OA extienda su alcance. Representa todo lo que a EEUU le desagrada. Para que el OA continúe funcionando, será necesaria sacar a Zdouc de su proximidad.
Eso no será suficiente, y ése es el problema. EEUU puede hacer que trasladen de puesto a Zdouc, pero eso no garantizará la eliminación de la mentalidad judicialmente creativa. Incluso si el resto de los miembros de la OMC profesaran un cambio de opinión filosófico, ¿cómo podrían comprometerse de forma creíble a implementarlo? ¿Pruebas de pureza para nuevos jueces? Quizás podría funcionar una junta de supervisión donde los miembros de la OMC (o sea, EEUU) puedan controlar a los jueces; pero si se somete un proceso judicial a suficiente presión por parte de los gobiernos miembros, ¿por qué no mejor volver a negociar en lugar de arbitrar disputas? (Por supuesto, muchos sospechan que éste es el objetivo de EEUU).
Estos problemas sistémicos no se resolverán esta semana. Pero cuanto más tiempo permanezcan sin resolver, menos se notará la ausencia del OA, más apoyo recibirá una solución alternativa de la UE, y más difícil será restablecer el órgano original. Cualquier país que tenga una disputa con EEUU según las normas de la OMC debería saber que las negociaciones bilaterales (o, más bien, las amenazas unilaterales) probablemente serán la vía hacia su resolución.
Fuente: Diario Libre