El diplomático subrayó que las visitas a Japón y China suponen un guiño a todo el mercado asiático, que es uno de los principales para los productos brasileños en el mundo.
En el caso de China, es desde 2009 el mayor socio comercial de Brasil, con un intercambio bilateral que en 2018 alcanzó los 98.900 millones de dólares y que entre enero y septiembre de este año ya ha sumado casi 70.000 millones de dólares.
Según Almeida, no es el mismo caso con Japón, país con el que se llegó a tener un intercambio comercial cercano a los 15.000 millones de dólares en 2011, pero que desde entonces ha caído hasta los 8.000 millones de dólares registrados el año pasado.
Bolsonaro comenzará la escala asiática de su viaje el próximo lunes en Tokio, donde al día siguiente participará en las ceremonias de entronización del emperador Naruhito, que reunirán en la capital nipona a decenas de jefes de Estado.
El miércoles 23, el mandatario tendrá una cita con representantes de la comunidad brasileña en Japón, que con 200.000 personas es la tercera por detrás de las de Estados Unidos y Paraguay, y asistirá a un encuentro de empresarios de ambos países en el que se presentarán las oportunidades que Brasil ofrece para la inversión extranjera.
Desde Tokio, partirá hacia Pekín, donde desarrollará su agenda oficial sobre todo el viernes 25, cuando visitará a las autoridades de la Asamblea Popular Nacional (Legislativo), al primer ministro, Li Keqiang, y será recibido por el presidente Xi Jinping.
“La visita a China será la culminación de un intenso calendario de encuentros (bilaterales) que hubo durante este año”, destacó el portavoz de la Cancillería, quien señaló entre ellos los viajes a China del vicepresidente brasileño, Hamilton Mourao, en mayo pasado, y de varios de los principales ministros del Gobierno de Bolsonaro.
Según Almeida, los actuales intereses de Brasil en relación con China pasan por “tres áreas principales”.
En primer lugar, se intentará buscar fórmulas que permitan una “ampliación y diversificación de las exportaciones brasileñas”, que están constituidas en su enorme mayoría por materias primas, a fin de incluir productos con valor agregado y abrir aún más el mercado chino para las carnes y las frutas.
Otro interés central es la captación de inversiones chinas, que en la última década han sumado cerca de 60.000 millones de dólares pero que, en opinión del Gobierno brasileño, pueden ser ampliadas en muchos sectores, entre los que figuran las infraestructuras y las energías renovables.
El tercer punto pasa por acentuar la cooperación con China en el área de ciencia y tecnología, en la que el Gobierno de Bolsonaro ha puesto un foco especial, debido a la necesidad de adaptar al país a la economía digital que se impone en el mundo.
Concluidas sus actividades en China, Bolsonaro viajará hacia Abu Dabi, donde el domingo 27 se reunirá con autoridades y empresarios de Emiratos Árabes Unidos.
La gira, con los mismos objetivos, continuará en Catar y Arabia Saudí, desde donde Bolsonaro emprenderá el regreso a Brasilia el miércoles 30 de octubre.
Fuente: El Nuevo Diario