Opinión de Luís Manuel Piantini: Oportunidades y riesgos en nuestro comercio
Las exportaciones dominicanas hacia Puerto Rico totalizaron en el 2016 un valor de US$605 millones entre bienes agrícolas e industriales, y el flujo total comercial entre ambos mercados fue de US$1,337 millones, unos 63,000 millones de pesos, que con relación al PIB nacional equivaldría a un 2%.
Según Bloomberg en un espacio de entrevista divulgado la pasada semana, se estima que el daño causado por los huracanes a Puerto Rico equivale al 100% de su PIB corriente, estimado su valor entre US$95,000 y US$105,000 millones (el año base para el cálculo del PIB en Puerto Rico es del 1954) (el PIB corriente de la República Dominicana es de unos US$70,000 millones).
El PIB real de la economía de esa isla se ha reducido un 15% desde el 2006, y la tasa de desempleo anterior a los huracanes era del 12%. La energía eléctrica se restablecería a la totalidad de su población en un año, y ahora el 74% carece de este bien esencial según el último dato de PREPA, y además el Estado se encuentra en cesación de pagos en sus acreencias externas. Es evidente que, ante tal desastre, en sus enormes pérdidas en activos fijos y corrientes, y la falta de crédito disponible, perderemos una parte de nuestra oferta exportable de productos hacia ese mercado. En la reunión sostenida recientemente en Washington por el gobernador Roselló y el presidente Trump, se divulgó una cifra global de un paquete de ayuda de emergencia a Puerto Rico por US$10,000 millones, cifra que formaría parte de los US$35,000 millones aprobados la pasada semana por el Congreso de Estados Unidos, monto que también financiaría parte de los daños causados por los incendios en California.
Dada la cercanía entre ambas islas (también Islas Vírgenes) nuestro país puede compensar una parte de las posibles pérdidas en divisas, con la exportación de bienes alimenticios, eléctricos, medicinas, materiales de construcción, que son bienes e insumos de las áreas más afectadas por los huracanes (más de 50,000 viviendas fueron destruidas y 250,000 afectadas y los pocos cultivos agrícolas diezmados), así como la de ofertar servicios profesionales en el área de la rehabilitación de la infraestructura física.
Otra fuente que reducirá el potencial en nuestra pérdida de divisas será el incremento que se experimentará en nuestra demanda turística, debido a los devastadores efectos de los huracanes sobre los establecimientos hoteleros y actividades complementarias de esas islas. El número total de turistas solo a Puerto Rico por las vías área y marítima es de unos 5 millones de personas al año, con un gasto total de alrededor de US$4,000 millones. Hacia el mercado de Haití nuestras exportaciones se estiman en unos US$800 millones. Nuestras exportaciones según los datos superaban los US$1,000 millones antes de las medidas restrictivas impuestas el pasado año por las autoridades haitianas, al impedir el ingreso a ese país de nuestros bienes por la vía terrestre. Este valor duplicaba el existente antes del terremoto. Es indudable que esta caída del comercio tiene que haber tenido un efecto negativo en los ingresos y niveles de pobreza principalmente de los pobladores de la zona fronteriza.
Haití modifica aranceles
El pasado 1 de febrero Haití notificó a la OMC su decisión de modificar las concesiones arancelarias que figuran en la Lista XXVI en el marco de los procedimientos establecidos en el artículo XXVIII del GATT del 1994. Dicha solicitud tiene su justificación en la adhesión de Haití al Caricom, cuyas tasas arancelarias de esas pequeñas economías son en promedio e individualmente superiores a las tasas consolidadas por Haití a su ingreso en la OMC, país que tiene un arancel promedio del 18.2%
¿Qué quiere decir esta modificación? Que Haití aplicaría a los bienes provenientes de la República Dominicana en su lista modificada, tasas arancelarias mayores a las que se aplican en la actualidad. Haití tiene 5,285 líneas arancelarias con una tarifa aplicada promedio del 4.9% y para los productos agrícolas del 8.6%. Tasas mayores desincentivarían la compra por los haitianos de nuestros bienes frente a bienes similares producidos en los países del Caricom, puesto que, con la aplicación de mayores aranceles a nuestros bienes, estos resultarían más caros para los compradores haitianos en relación con los bienes originarios del Caricom a los que se les aplicarían tasas arancelarias reducidas o de 0 arancel.
De todas formas, en cuanto al comercio agrícola, Haití importa más del 50% de sus requerimientos alimenticios y el Caricom es un importador neto de alimentos y tiene escasa producción industrial (cemento y varilla son algunos de ellos), por lo que nuestro país continuará siendo un importante suplidor de bienes agrícolas e industriales hacia el vecino país. Pero con la aplicación de mayores aranceles, será la población empobrecida de Haití, donde el 55% está en la línea de extrema pobreza, los que serán perjudicados con mayores niveles de inflación y mayor pobreza por sus medidas de carácter proteccionistas.
Aunque el artículo XXVIII permite a los países miembros modificar su lista de líneas arancelarias consolidadas mediante negociaciones y acuerdos con los demás miembros de la OMC, principalmente sus mayores socios comerciales ( República Dominicana es su mayor socio comercial representando sus valores exportados, el 37% del valor total importado por Haití), el número de líneas a modificar notificadas por Haití representaría alrededor del 17% del total de sus líneas, elevado porcentaje que para un grupo de países desarrollados que son socios comerciales de Haití, representaría un mal precedente que podría originar un problema de índole sistémico a las reglas de la OMC.
De todas formas, su integración al Caricom implicaría también que Haití debería de hacer efectiva su incorporación al acuerdo del EPA del Cariforum con la Unión Europea, y como la Republica Dominicana forma parte del mismo, demandaría de parte de Haití la aplicación a nuestras exportaciones de las concesiones arancelarias ofertadas en dicho acuerdo, cuyas tasas arancelarias son sustancialmente más reducidas que las que el Caricom aplica a terceros países.
Por: Luis Manuel Piantini Munnigh
Fuente: Listín Diario